🎴 La relación con tu cuerpo.
Fascia, armadura corporal, una carcasa conformada por nuestras emociones y experiencias y que a la vez las esculpe.
Llevamos nuestro hogar y vida a cuestas, como un caracol. ¿Fluimos con ello, la llevamos a rastras o nos aplasta? Nuestro cuerpo, con sus patrones de tensión, relajación, estructura, compresión, ha sido esculpido poco a poco por nuestras emociones y experiencias. Ese molde o carcasa, tiene un sello emocional, afecta a nuestro comportamiento y forma de ver el mundo. Una relación de ida y vuelta.
Esa carcasa que habitamos y que expresa nuestras emociones y conducta es la fascia, uno de los conceptos clave en BSMT®Yoga, ya sea desde el punto de vista biomecánico o del sistema nervioso. Es decir, de nuestra movilidad, patrón postural y emocional.
Durante años la visión del yoga ha estado dominada por la anatomía: piezas separadas que se juntan y mueven el cuerpo. Una mirada completamente mecanicista, y el cuerpo, por tanto, una máquina. Sin embargo, los años pasan, la ciencia avanza y en concreto los conocimientos sobre la fascia revolucionan la comprensión del cuerpo humano.
Hasta hace unos años, la fascia era considerada el tejido de relleno que apartabas para ver “lo interesante”: músculos, huesos, tendones. Hoy en día el cuerpo se ve como un ser vivo y dinámico: una red de sistemas que trabajan en armonía, creciendo, cambiando e incluso guardando las experiencias vividas. Porque tú puedes olvidar una experiencia pero tu cuerpo, no.
El sistema nervioso y la fascia, una relación muy interesante.
En este link el especialista en fascia, Gill Hedley, explica cómo funciona la fascia y por qué el movimiento es tan importante. Cómo se comporta la fascia en la vida real y por qué mover el cuerpo a diario es crucial para mantener la movilidad y la fluidez.
¿Qué es el sistema fascial?
Un tipo de tejido conectivo que recorre el cuerpo. Lo envuelve, rellena y conecta todo: músculos, huesos, nervios y órganos. Es lo que mantiene unido al cuerpo con una forma, impide que estemos desparramados por el suelo, hace que seamos reconocibles. La fascia está viva y responde, desempeñando un papel esencial en cómo nos sentimos, recuperamos y movemos.
Investigaciones recientes revelan que la fascia es rica en receptores sensoriales, lo que la convierte en uno de los órganos sensoriales más importantes del cuerpo ( Andrew Taylor Still)
A menudo pensamos en nuestros sentidos como solo los cinco que aprendimos en la escuela: vista, oído, gusto, tacto y olfato. Pero nuestro cuerpo en realidad cuenta con cepciones o sentidos adicionales, como la propiocepción y la interocepción, entre otros. Puedes ver más en detalle en este post llamado Gut feelings. La fascia tiene un papel fundamental en estas “antenas de percepción”.
La fascia también actúa como un sistema de transporte de fluidos, formando parte de lo que los científicos llaman intersticio, una red similar a un órgano que transporta agua y electrolitos por todo el cuerpo. Por lo tanto, la fascia tiene un papel no sólo estructural: también es un medio para la comunicación de información, al igual que el sistema nervioso. Pero su importancia va más allá de sus propiedades físicas. Nos conecta no solo internamente, sino también con sistemas más amplios. Al igual que las redes de micelio que sustentan los bosques, donde las raíces y los hongos comparten nutrientes y señales, la fascia refleja estos sistemas de equilibrio interconectado.
Biotensegridad.
En Gut feelings comenté sobre la tensegridad psicológica, término que bebe de la biotensegridad o tensegridad biológica.
Se puede traducir como la integridad o estructura tensional de los seres vivos.
La fascia conecta todas las partes del cuerpo y la biotensegridad muestra cómo se mantiene unido. Tensegridad es un concepto que procede de la arquitectura. Buckminster Fuller describe cómo la estabilidad surge no de la rigidez, sino de un equilibrio dinámico entre tensión y compresión.
En el cuerpo, los huesos actúan como elementos de compresión (aunque idealmente no se tocan) mientras la fascia proporciona tensión continua. Esto crea una estructura resiliente y adaptable capaz de movimiento, absorción de tensión, distribución de fuerzas/impacto y curación.
El Dr. Jean-Claude Guimberteau, pionero en la investigación de la fascia, nos describe esta red dinámica:
“La fascia es una red fibrilar tensional y continua dentro del cuerpo, que se extiende desde la superficie de la piel hasta el núcleo celular. Esta red global es móvil, adaptable, fractal e irregular; constituye la arquitectura estructural básica del cuerpo humano”.
Este modelo refleja los patrones presentes en la naturaleza, donde la interdependencia configura todo diseño. Una telaraña es un ejemplo clásico: cada hilo contribuye a la integridad del conjunto, donde el más simple cambio altera todo el sistema. También las galaxias se relacionan mediante principios similares de equilibrio y tensión interconectada.
La biotensegridad nos enseña a ver nuestros cuerpos no como máquinas estáticas, sino como sistemas vivos y dinámicos diseñados para la adaptabilidad y la fluidez. Nos ayuda a comprender cómo los mismos principios de equilibrio y tensión que sustentan nuestros cuerpos operan en todas las escalas de la vida, desde las células hasta las galaxias. Al adoptar esta perspectiva, comenzamos a ver cómo lo micro (nuestra fascia) y lo macro (el universo) reflejan las mismas verdades subyacentes de resiliencia y armonía. Algo que seguro nos recuerda a esta frase clave en Ayurveda: Yatha Pinde Tatha Brahmande. (Todo lo que ocurre en el universo es un reflejo de nuestro cuerpo y viceversa)
Emociones: la fascia como almacén de experiencias.
La biotensegridad explica cómo el cuerpo mantiene el equilibrio y la fascia revela dónde éste se ha alterado. Nuestras experiencias no se limitan a los recuerdos, residen en nuestro cuerpo. La tensión tras distintos eventos, de cierta intensidad, crea patrones de incomodidad, restricción y desequilibrio a nivel físico pero también en otros aspectos de la vida.
Comentaba en mi libro Yoga para la calma: estamos hecho de células e historias. Nuestras experiencias esculpen nuestra fisionomía, lo que sentimos emocionalmente viene acompañado de químicos que son recibidos por todo nuestro cuerpo, por cada célula. Cada emoción, trae un patrón postural, la fascia como una carcasa que se va modelando según nuestras vivencias. En el interior de esa carcasa respiramos, sentimos, pensamos. No podemos separar pensamientos, creencias y sentimientos de nuestra experiencia física. Lo veremos en un futuro post sobre el concepto embodiment.
Cuando cierta experiencia o emoción se enreda en nuestros tejidos, la fascia, es como una canción que se repite una y otra vez. Nuestras respuestas de supervivencia se arraigan tanto en nosotros que a menudo las confundimos con parte de nuestra personalidad. Esta tensión no solo afecta al cuerpo, sino que también repercute en cómo pensamos, sentimos y nos conectamos con los demás. Moldea la forma en que percibimos el mundo, a las personas que amamos y el potencial de transformación.
Una forma sencilla de observar esto es el Reflejo de Luz Roja, un término acuñado por Thomas Hanna.
También conocido como respuesta de retirada, es una respuesta primitiva que protege al cuerpo de ataques. Cuando percibimos peligro, se producen una serie de reacciones físicas automáticas: la mandíbula se contrae, los hombros se elevan, la cabeza se adelanta, los ojos y el ceño se contraen, los codos se flexionan, los brazos giran hacia adentro, los abdominales, aductores e isquiotibiales se tensan, y las rodillas y los tobillos giran hacia adentro. Las extremidades hacia adentro, torso encorvado y recogido para proteger las partes más vulnerables del cuerpo (abdomen, garganta, pecho) de ataques. Es tan universal que organismos de todo el reino animal, incluso las amebas, presentan alguna forma de respuesta de retirada. Probablemente lo hayas sentido, fíjate si te asustas por un ruido repentino, la forma que adquiere tu cuerpo como preparándose para un impacto: se contraerá instintivamente para protegerse.
Es una respuesta de supervivencia, inconsciente, profundamente arraigada en nuestro sistema nervioso en la que el cuerpo adquiere una postura para protegernos de un posible daño.
En nuestras vidas modernas el exceso de pensamiento y el estrés crónico nos mantienen atrapados en la tensión protectora del Reflejo de Luz Roja. Las descargas constantes, ya sean mensajes, emails, llamadas, prisas, y la sobreestimulación mantienen nuestro sistema nervioso en alerta constante, la fascia rígida. El resultado es un cuerpo tenso, fatigado o desconectado, y una mente que refleja estos mismos patrones de tensión y reactividad.
Las posturas que adoptamos al usar móviles y computadoras refuerzan esta postura, creando rigidez en nuestra fascia, esculpiendo una carcasa poco a poco que nos aleja de sentirnos regulados, presentes y receptivos.
La fascia se esta reorganizando constantemente. Si adquirimos siempre la misma postura, quedará ese molde establecido hasta que….hagamos cambios conscientes.
Armadura corporal
Es muy interesante cómo patrones posturales refuerzan ciertas emociones. En yogabasement hay clases de BSMT®Yoga donde hablo de la armadura corporal (lo vimos en la formación BSMT®Calma) y cómo es importante trabajar con ella para poder liberar ciertas emociones, condicionamientos y hábitos que van más allá de lo puramente físico.
Armadura corporal, un término acuñado por Wilhelm Reich (1897-1957), pionero en el psicoanálisis, que sigue siendo muy interesante a día de hoy. Aunque su trabajo es controvertido para los estándares actuales, su idea de “armadura de carácter” fue innovador, proponía que el trauma se guardaba en el cuerpo y se podía ver como patrones de tensión muscular que caracterizó en distintos tipos. En esta imagen los “tipos” de armadura/carácter:
Quizá los nombres no encajen con nuestra visón actual pero sí que se puede identificar algunos patrones familiares y cómo se corresponden con maneras mentales, emocionales y de comportamiento. Quizá lo que pensamos que es nuestra intuición al observar a los demás es ni más ni menos que reconocer patrones y predecir cómo será nuestra relación con ellos.
Lo fascinante es cuánto podemos cambiar la experiencia mental y emocional al crear nuevos patrones en los ya existentes en nuestro cuerpo. Movimiento personalizado, prácticas para fortalecer, mejora del rango de movimiento y por supuesto, cambios en la respiración pueden tener un gran impacto en nuestra psique. Sin embargo, si estos cambios son algo puntual y no se integran en otras áreas de nuestra vida, volveremos a caer en los patrones ya establecidos “por defecto”. E igualmente, si deseamos cambiar nuestros pensamientos y conducta pero no integramos esos cambios en nuestro cuerpo, quedará en mera fantasía o deseo.
Para ello hay que trabajar con el cuerpo y la mente, están plenamente entretejidos, cualquier separación será irreal.
Liberar estos patrones (útiles en su momento pero un obstáculo cuando se perpetúan) requiere más que un esfuerzo físico, requiere de intención, atención, delicadeza. Al trabajar con la fascia no sólo cambiamos nuestro contenedor, o límites físicos, trabajamos con nuestras emociones. Este proceso no puede ser brusco y sin estrategia. Los patrones o armaduras están ahí por algo, nos dan seguridad, nos proporcionan protección. Eliminarlos demasiado rápido puede ser más contraproducente que beneficioso. En BSMT®Yoga hay distintas aproximaciones graduales para afectar a la fascia: tapping, movimiento, pelotas de masaje de distintos tipos, respiración, posturas… Este es un trabajo más directo, pero también podemos invitar a la quietud, a detenernos, a estar en ciertas asanas que nos hacen escuchar qué cuenta el cuerpo, qué historia está atrapada aquí. Siempre será un proceso acompañado y nada invasivo ni catártico. El alumno pone el ritmo. No hay prisa. Estos patrones no se han establecido de la noche a la mañana y nada repentino los va a deshacer (ni es deseable que ocurra de golpe)
Se trata más bien de crear espacio para que el cuerpo abandone su modo de supervivencia. Este proceso no es solo físico: es una oportunidad para que la mente reescriba viejas narrativas y para que el sistema nervioso redescubra una sensación de seguridad, calma y fluidez.
El Cuerpo Sutil o energético: Uniendo Oriente y Occidente
A nivel espiritual me hace pensar en la sabiduría del yoga, con su mirada en el cuerpo sutil, la red de nadis, sushumna como canal central (Sistema Nervioso Central) o vía de conexión entre lo físico y lo trascendente: un hilo o sutra que conecta el cuerpo físico o material con la consciencia. La red de nadis como la red interconectada de la fascia y el sistema nervioso periférico (con el autónomo incluido ahí, la clave de nuestras emociones y cómo navego el mundo).
Investigaciones recientes sobre el agua estructurada de la fascia sugieren que podría facilitar la transmisión de energía e información a nivel celular, proporcionando un marco físico para estos conceptos energéticos.
Además, las teorías emergentes en biología cuántica proponen que las estructuras más pequeñas del cuerpo, como las proteínas y las moléculas de agua dentro de la fascia, podrían desempeñar un papel en la consciencia. Procesos cuánticos, como el entrelazamiento o la coherencia, podrían permitir el intercambio instantáneo de información entre células, tejidos e incluso el sistema nervioso. Esto sugiere que la fascia, con su matriz fluida y reactiva, podría contribuir a la capacidad del cuerpo para procesar y transmitir señales que percibimos como consciencia.
No tengo dudas de que todos estos descubrimientos y líneas de investigación nos llevarán a demostrar, una vez más, que el cuerpo sutil como lo percibieron los yogis en estados elevados de consciencia es REAL, no es una fantasía esotérica. Tiempo al tiempo. Distintas palabras pero misma realidad.
Poniendo en práctica…
Comprender la fascia nos invita a transformar nuestra forma de movernos, sanar, estar en el mundo.
Para ello necesitamos:
Movimiento: salir de los patrones habituales, conectar con nuestro cuerpo, aprender a habitarlo, entender sus necesidades, contornos, rangos, limitaciones…Un proceso que implica mucho más que “simplemente” hidratar y movilizar los tejidos. Lo veremos en Embodiment (un futuro post) y es la clave en la formación de Biomecánica y yoga terapéutico con Borja el próximo abril
Respiración: La respiración es una vía directa al sistema nervioso, una herramienta rápida y efectiva para relajarnos, para trabajar a nivel emocional. Nos permite llevar atención a zonas tensas, aumentar nuestra capacidad respiratoria, la tolerancia al dióxido de carbono, disminuyendo los niveles de estrés.
Atención: Sintonizar con las sensaciones corporales, las emociones y los pensamientos con curiosidad profundiza la conexión entre la mente y el cuerpo. Este enfoque intencional ayuda a identificar y procesar la tensión acumulada, a la vez que genera confianza en la sabiduría innata del cuerpo para sanar.
Al trabajar con la fascia, podemos liberar patrones de tensión y restricción relacionados con carga emocional acumulada: mejorar el movimiento físico, la flexibilidad y la resiliencia; reducir el dolor; desarrollar equilibrio emocional y claridad mental abordando las raíces somáticas del estrés y la sobrecarga; mejorar patrones de respiración; profundizar la conexión con nuestra energía sutil, alineando cuerpo, mente y espíritu.
Uno de los aspectos más destacables de trabajar con la fascia es que no requiere de contacto físico, ni siquiera presencia física (*). Estar en la comodidad de nuestros hogares facilita la conexión con las señales de nuestro cuerpo y la plena integración del proceso.
De hecho, trabajar somáticamente en tu propio espacio puede profundizar la experiencia y favorecer la integración. Cuando estás en un entorno familiar te sientes naturalmente más cómoda. Esta seguridad es CLAVE especialmente al trabajar con tensión o trauma acumulados. Más allá de la comodidad, los cambios y patrones que exploras en estas sesiones se forman y, por lo tanto, se arraigan en el propio entorno en el que vives tu vida diaria. Así, en lugar de salir a un lugar fuera de tu vida cotidiana para sanar o recuperarte, te adentras, tanto en tu cuerpo como en tu hogar. Esto ayuda a que las transformaciones se profundicen y perduren.
Elimina la dependencia de “tengo que ir a un sitio, con esta persona” para que se produzca “la magia”.
Se trata de aprender a dirigir la atención hacia tu interior. Nuestra función en BSMT®Yoga no es “ajustarte” ni "arreglarte", porque no estás roto ni eres una máquina (* ni un modelo de Dolce & Gabbana, más al final). Buscamos que desarrolles una relación más profunda con la inteligencia innata de tu cuerpo, que cultives las cepciones para percibir e interpretar las señales de tu interior. Al notar las zonas de tensión, respirar y moverte suavemente a través de ellas, vas creando las condiciones para que tu fascia se libere y reorganice.
Nuestras experiencias no son historias que recordamos, son sensaciones impresas en nuestro sistema nervioso y tejidos, dando forma a nuestra respiración, movimiento y relación con nosotros mismos y los demás. Seamos claros y honestos siempre. Yoga no cura nuestros traumas o problemas emocionales directamente. Pero una práctica preparada y específica nos ayuda a reconstruir la relación que tenemos con nuestro cuerpo. Respiración, movimiento y atención despiertan zonas del cerebro bloqueadas por el estrés crónico, ofreciendo una manera de reconectar de forma segura, ganando presencia en esta carcasa maravillosa que llamamos cuerpo.
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* Por supuesto, la fisoterapia centrada en la fascia y viscerofascia es una pasada, pero para mantener e integrar los cambios debemos apoyar con nuestra práctica diaria.
** “Ajústamelo un poco más”, diríamos a un/a modist@ si queremos que un vestido nos quede apretado, sin bolsas, arrugas ni espacios. Algo que te pones una vez, para lucir tipo en un evento, una boda por ejemplo. Y luego llegas a casa y te bajas la cremallera por fin, nada más entrar por la puerta. Ahora puedes moverte, respirar, relajarte, ser tú. Sales del “modo social”. ¿Se ha convertido eso una clase de yoga llena de ajustes? El profesor como modisto histriónico que va ajustando costuras “antiestéticas” para que todo quede “fit” (ombligo hacia dentro, suelo pélvico activo, costillas hacia dentro, rota internamente los muslos, coxis adentro, eleva el esternón) ¿Qué es esto? ¿Quién puede respirar ahí dentro? Me hace gracia este paralelismo. Yo siempre voy con prendas anchas, jamás llevo vaqueros y si elijo algo pegado es para que me abrigue en invierno y tiene que ser suave y moldeable, que no apriete ENABSOLUTO. Así veo la práctica de asana, más Yohji Yamamoto (lleno de espacios, amplitud, volúmenes donde respirar, moverme, imaginar y cambiar) y menos Dolce & Gabbana (sensual, ceñido, sexualizado, un show off). (Que no quiero decir que esté mal, sólo que la práctica de yoga no es el espacio ni momento para ello).


Próxima semana: Embodiment o 🫧Lista de Lavandería que ya tengo bastantes cosas interesantes que compartir sobre el sueño, música, lecturas, alimentación, etc. (Podéis leer la última lista aquí)
súper interesante!! Gracias!
Fascinante 🤩